Por: Ixtlel Conde
Se ha marchado el ruido de él, de
ella, de ellos… tras la conciencia cauterizada de aquel que juro
lealtad a una nación entera.
De aquel que juro luchar por la tierra
que hoy ve escurrir en sus entrañas la sangre del inocente que vuelve a ella,
inerte, desvalido. La ausencia cala hasta los huesos, la indignación latente
de un pueblo que agoniza de justicia; sangre, ausencia y llanto se esparce como
una plaga en el ambiente de una nación observada por todos.
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México, ¿Qué le paso al grito de guerra? Esa alusión a una
nación despierta, justa, sedienta de libertad.
Se ahogo la libertad en el mar de la
impunidad, se han llenado de miedo las calles de grandes palacios, enmudece la
razón tras la corrupción, aquel
que velaba con poder de mando por la seguridad de un pueblo, ahora usa su
conocimiento y estrategia para reprimir, para suprimir el derecho a la vida de
hombres, mujeres y niños.
Sangre, ausencia y llanto acompañan a las
familias de las victimas ¿Cuándo murió la estrofa de tu himno? ¡Guerra,
guerra sin tregua al que intente, de la patria manchar los blasones!
Si el digno escudo fue profanado por tu
propio gobierno, carente de la sed que nos dio libertad y justicia, quedo mi
patria manchada de sangre y ausencia.